Hoy nos gustaría hacer un análisis y reflexión sobre algo que muchas veces pasa totalmente desapercibido y/o normalizado; la promoción en los medios de comunicación de conductas alimentarias muy alejadas de lo que sería adecuado y su influencia potencial en los espectadores.
Un día cualquiera, durante la cena, encendemos la tele y nos encontramos con una imagen aparentemente inofensiva que seguro que os suena, y que a nosotras nos ha dado mucho que pensar. La trama es la siguiente; varias personas delante de una fuente inmensa de comida, devorando de forma rápida, ansiosa y compulsiva la preparación que contiene dicha fuente. Esta es la estampa que se sucede a menudo en un programa conocido por quién más y quien menos, llamado Supervivientes.
Para quién todavía no lo conozca, Supervivientes es un programa de “entretenimiento” que lleva a los participantes a una isla desierta, donde deben sobrevivir con recursos limitados. La falta de alimentos es una parte central de la experiencia y los concursantes a menudo pasan días con una ingesta calórica extremadamente baja. Periódicamente, se les presenta la oportunidad de ganar comida a través de desafíos o recompensas, que a menudo implican comer grandes cantidades de alimentos en un tiempo limitado, generalmente un minuto.
Privación extrema de alimentos seguida de episodios de ingesta masiva, ¿Os suena de algo está dinámica? El ciclo de restricción y atracón, típico también de la cultura de dieta, cuando se promueven constantemente nuevas dietas para fomentar la restricción alimentaria para perder peso, el pasar hambre, la prohibición de alimentos… lo que puede desencadenar episodios de atracones cuando finalmente estamos agotados y se presenta la oportunidad de comer. En este momento, el cuerpo desesperado toma el control y trata de restablecer el máximo de energía y nutrientes en cuanto tiene la oportunidad.
Preocupa cómo este tipo de dinámicas en un programa de televisión en un contexto de entretenimiento, normaliza e incluso glorifica conductas de alimentación alteradas y características de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) como bulimia nerviosa y el trastorno por atracón.
Cómo comentamos anteriormente, los concursantes bajo condiciones de extrema privación, se muestran devorando grandes cantidades de comida en un tiempo muy corto, un comportamiento totalmente aceptado o incluso “admirable”, en donde presentadores y compañeros animan a comer más cantidad y más rápido.
Este concurso también se basa en la competición que premia la resistencia y capacidad de soportar situaciones extremas, lo que puede llevar a los espectadores a idealizar y/o imitar estos comportamientos llegando a glorificar prácticas peligrosas para la salud especialmente entre la población joven, principal consumidora de este tipo de programas.
Es importantísimo tener claro que, siempre, en cualquier contexto y exista o no un trastorno de la conducta alimentaria, el ciclo de restricción-atracón es propio de una alimentación alterada y supone un serio riesgo para la salud. Algunos de sus efectos son:
- Desnutrición severa y deficiencias de nutrientes esenciales, pérdida de la masa muscular, debilidad y fatiga o problemas de crecimiento en adolescentes y jóvenes.
- Impacto negativo en el sistema digestivo aumentando el riesgo de gastritis, reflujo, distensión abdominal, dolor y malestar propios del atracón o alteraciones en el tránsito intestinal debidas a la ingesta irregular, promoviendo estreñimiento propio de los periodos de restricción y diarrea propia de los periodos de atracón.
- Alteraciones metabólicas como reducción de metabolismo (la restricción extrema tiende a ralentizar el metabolismo y favorecer posteriormente la ganancia de grasa corporal) o la resistencia a la insulina (cambios bruscos en la ingesta de alimentos pueden interferir en la regulación de la glucosa y generar resistencia a la insulina, precursor de la diabetes tipo II)
- Disfunción hormonal: la fluctuación en la ingesta de alimentos puede afectar al equilibrio hormonal, alterando hormonas como el cortisol, tiroideas, hormonas sexuales… lo que puede afectar al metabolismo, estado de ánimo y función reproductiva.
- Problemas óseos: la deficiencia de vitaminas y minerales debidos a la restricción alimentaria no se cubren con un episodio de atracón, generan déficits que aumentan el riesgo de fracturas, predisposición a la osteoporosis…
Podemos pensar que el regreso a la vida normal en estos concursantes que no tienen un TCA será una adaptación sencilla y nada problemática, pero nada más lejos de la realidad. Los concursantes deben readaptarse a patrones alimentarios saludables tras semanas o meses de hábitos alimentarios disfuncionales, esto en sí mismo predispone a una alimentación trastornada al igual que la cultura de dieta predispone a la población general a una relación alterada con la comida.
Por lo tanto, si todavía se te pasa por la cabeza que, dada la pérdida de peso que experimentan los concursantes durante los meses de concurso, el ayuno prolongado o las dietas restrictivas serían una opción para perder peso. Nos gustaría recordar que una pérdida de peso brusca en un corto periodo de tiempo siempre implica una gran pérdida de masa muscular y con ello adaptaciones metabólicas y por supuesto el efecto rebote, además este tipo de conductas terminan asociándose con el ciclo restricción-atracón y con todos los efectos negativos anteriormente descritos. La solución al sobrepeso y/o obesidad, no es comer menos o pasar hambre y no es cuestión de fuerza de voluntad, el funcionamiento del cuerpo es mucho más complejo.
Nos gustaría que este análisis del programa de Supervivientes y su analogía con la cultura de dieta sirva como reflexión sobre cómo es habitual normalizar comportamientos que pueden tener un impacto en la salud mental y física de las personas y la importancia de ver los programas, medios de comunicación, noticias… etc con una mirada crítica.
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